Mi segunda Universidad

Siempre he creído que las oportunidades no pierden vigencia en nuestras vidas. En el 2002 al regresar a Nicaragua se abrió una puerta inesperada.

Recuerdo como que fuese ayer, estaba buscando empleo, apliqué y competí en una vacante. Sentado observe a mi alrededor que la competencia era dura, al menos más de una docena de médicos especialistas estaban ahí aspirando por lo mismo, me entrevistaron. La noticia llegaría un 11 de febrero del 2002, había clasificado y solicitaban mi presencia. Empezando a trabajar un 15 de febrero.

La Oportunidad en APROQUEN

Este trabajo tan anhelado fue  APROQUEN, Organización Especializada en la Atención Integral y Gratuita en niños quemados. Al empezar a trabajar me quedó claro dos cosas, mi estadía en APROQUEN seria transitoria, pues cubriría una plaza de un colega que estaba en el extranjero por cuatro meses. Y mi segunda claridad fue soñar en grande visualizando que yo me quedaba.

Identifiqué paso a paso, día a día cuáles eran los eslabones que harían la diferencia de mi trabajo en APROQUEN, decidí e intenté que mi huella fuera imborrable tanto en la atención Clínica como en el área administrativa.

El Reconocimiento Inesperado

Casi al finalizar el tercer mes, un viernes por la tarde me convocaron a una reunión sin conocer nada de ella. A la espera de ser llamado entre a una inmensa sala de juntas presidida por muchos colegas, la junta directiva del hospital Metropolitano, (llamado así en un inicio), toda el área administrativa de APROQUEN, la señora Vivian Pellas y su esposo el Sr. Carlos Pellas.

Escuchando la intervención de muchos, finalmente se dirigieron a mi.

El señor Carlos Pellas me preguntó:

• ¿Usted es el Dr. Parés?

Le respondí: Sí, así es.

• Mi esposa Vivian me ha hablado muy bien de usted, quiero decirle algo, ha dejado una huella y la nueva unidad de quemados de APROQUEN en el hospital Metropolitano, no concibe la idea de inaugurarse sin su presencia.

Hasta hoy me resulta insospechada la descripción en la satisfacción y felicidad que en ese momento sentí.

Mi enseñanza de vida en ese instante fué “hacer la diferencia en esta vida depende del camino que elijas el camino de la excelencia o el camino de la mediocridad, todo depende de tu decisión.

Mi estancia en APROQUEN duró un poco más de cinco años, solo se me viene a la mente un pensamiento que fue y sigue siendo mi bandera:

“Toda persona debe decidir una vez en su vida, si se lanza a triunfar, arriesgándolo todo, o si se sienta a ver el paso de los triunfadores”.

Thomas Alva Edisson.